(escribe prof. Alejandro Carreño T. ) Lo que sería un hecho, además, no solo único en Chile, sino en el mundo, puesto que sabemos que ningún régimen comunista ha llegado al poder por el camino del voto secreto en las urnas y sin presiones. ¿Romperá la comunista Jeannette Jara con la regla que caracteriza a estos regímenes dictatoriales?

En realidad, ni el propio Gobierno de Boric lo cree. Tampoco lo cree su partido que nunca la quiso. Jeannette Jara no es del gusto de ninguno de los dirigentes máximos del PC más radical del mundo. Para ellos el candidato “natural” era Daniel Jadue, acusado de varios delitos y enfrentando, por lo mismo, un proceso que puede llevarlo a la cárcel (donde ya estuvo), pero esta vez por muchísimos años entre rejas. Hoy se encuentra con arresto domiciliario. Este era el personaje del Partido Comunista para llegar a La Moneda.

Con toda seguridad, así lo afirman todas las encuestas y analistas, Jara ganará este domingo, aprovechando la división a tres bandas de la oposición. Pero, en las elecciones definitivas del domingo 14 de diciembre, perdería con cualquiera de las bandas representadas por los candidatos José Antonio Kast, del Partido Republicano, Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario y Evelyn Matthei candidata de la coalición Chile Vamos, que reúne a Unión Democrática Independiente (UDI), Renovación Nacional (RN), Evópolis y otros partidos menores como Amarillos y Demócratas.

Este columnista cree lo mismo, y desde hace tiempo lo viene afirmando en sus columnas de POLÍTICA CON CARREÑO en su canal de YouTube. Solo un suceso extraordinario permitiría que Jeannette Jara llegara a La Moneda para ser lo que ella niega, nada más que la continuidad de un gobierno totalmente desprestigiado por la retahíla de escándalos de todo tipo incluidos, por cierto, los generosos actos de corrupción. ¿Qué sucesos extraordinarios? Los cometidos por Nicolás Maduro en Venezuela, por ejemplo. Pero Chile no ha caído tan bajo, aunque del Partido Comunista se puede esperar cualquier cosa.

No. Jeannette Jara carga dos pesos amarrados al cuello: ser militante del PC (a Chile no le agradan los comunistas), y ser la continuidad de este gobierno que solo ha “okupado” La Moneda, pero que jamás gobernó. Además, su persona no le agrada a la gente que la considera, desde sus propias acciones y declaraciones, una candidata mentirosa, falsa y oportunista, capaz de crear historias para conmover a los ilusos y resentidos sociales, como que fue temporera o que vivió en un campamento, o que fue allegada.

Pero su relato más indecente se relaciona con su condición ahora de “social demócrata”, que renunciará a su militancia comunista si llega a La Moneda, o la congelará. Una mujer que milita desde los catorce años en el PC. Es una historia para su tribu y nada más porque, quién, con medio dedo de frente, le creerá tamaña hipocresía cuyo único propósito es tratar de convencer, no sé a quién, de que ella es, una demócrata. ¿Puede haber algo que esté más en las antípodas de la democracia que el PC?

Las elecciones de este domingo tienen, en definitiva, dos significados para este columnista: el primero, Jeannette Jara sentirá en carne propia el sentido del refrán “engordar para morir flaco”; segundo, el nuevo Presidente de Chile se conocerá este domingo. Lo del domingo 14 de diciembre es nada más que un trámite burocrático-constitucional, sobre todo si ella no alcanza en las elecciones de mañana por lo menos un 35 % en las urnas.