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(escribe Aldo Difilippo) La Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente recibió de la justicia argentina el expediente donde se determina que los restos óseos hallados en 2009 en el Cementerio Santa Mónica, en Merlo, provincia de Buenos Aires, corresponden al mercedario Ricardo Altamirano Alza. Algo de lo cual se tenía presunción inicial pero que ahora ante nuevas evidencias puede afirmarse que se trata de él sin lugar a dudas.
La historia de Ricardo
En noviembre de 2009, el trabajo de los antropólogos argentinos permitió exhumar una tumba NN en el cementerio de Santa Mónica, en Merlo, provincia de Buenos Aires. En esa sepultura se hallaron restos de dos hombres asesinados por arma de fuego. En ese momento se especuló que los restos de una de las personas correspondían a Ricardo Altamirano a partir del estudio de sus huellas dactilares. Ricardo Altamirano Alza no figuraba en ninguna de las listas de detenidos desaparecidos ni en los informes realizados por los organismos de Derechos Humanos, y tampoco se habían presentado denuncias ante algún juzgado.
En el año 2010 mediante una investigación periodística que realizamos, y que fuera publicada en el diario La República, pudimos determinar que ese nombre y la fotografía que comenzó a circular correspondían a Ricardo Altamirano Alza. En octubre de 2010 informamos que Ricardo Altamirano Alza nació en Mercedes el 4 de agosto de 1934 (acta Nº 533 del Registro Civil). Hijo de Armando Altamirano, un empleado de la arenera municipal, que por esos años vivía en el barrio Oeste de Mercedes, y de Leonor Elvira Alza Castro, oriunda de Nueva Palmira.
En 1948 Armando y Leonor se divorcian. Armando muere de cáncer pulmonar en 1973. De Leonor no pudimos reconstruir su historia. En tanto Ricardo, después se supo que estuvo en Montevideo y posteriormente en Buenos Aires.
El 26 de agosto de 1976, según el acta de defunción recuperada en Argentina, Ricardo Altamirano fue asesinado de un disparo en la cabeza y enterrado como NN junto a otros cuerpos. Entre ellos el de Carlos Alberto Silvero (argentino).
Posteriormente surgió nueva documentación que aportó más datos, ya que dos actas de defunción, fechadas en 1977, rectificaban las anteriores, junto a un informe de la policía bonaerense y registro de huellas dactilares, donde aparece la identidad de Carlos Alberto Silvero, cuya hermana y primas hicieron la denuncia en la Secretaria de DDHH de Nación en Argentina, y donaron sangre para hacer las pruebas de ADN; y Ricardo Altamirano. Ninguno de los dos casos habían sido denunciados y no aparecían en los listados de desaparecidos. De Altamirano solamente se sabía que había nacido en Mercedes. Con esos datos pudimos confirmar que efectivamente había nacido aquí en la fecha indicada, y parte de la historia que estamos relatando.
Al momento de su detención y posterior asesinato, tenía 42 años.
La historia de Ricardo Altamirano es una más de las numerosas y dolorosas que se registraron en el río de la Plata en la pasada dictadura cívico-militar. Y parece similar a las sufridas por Modesto Quiñones, o Luján Alcides Sosa, otros dos sorianenses prácticamente sin militancia política que fueron secuestrados, torturados y asesinados con la más absoluta impunidad por los militares argentinos, simplemente por que sí. Porque eran amigos de, vivían cerca de, habían militado o votado a tal o cual partido. O simple y dramáticamente como en el caso de Modesto Quiñones, porque estaba en ese lugar, quizá esperando un ómnibus o caminando rumbo a su casa luego de una jornada de trabajo.
Confirmación de las certezas
La Asociación Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos Uruguayos, apenas recibió la información la difundió. Nuevos estudios y la sentencia judicial no dejan lugar a dudas. Aquellos restos ubicados en el año 2009 corresponde al mercedario Ricardo Altamirano Alza.
La integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, Graciela Montes De Oca dialogó con @gesor brindando detalles de esta confirmación. Enfatizando en un par de oportunidades: “Para nosotros es una tranquilidad, porque es algo irrefutable, ya con el ADN nadie puede poner en duda”, es Ricardo Altamirano Alza.
La Asociación Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos recibió la información desde Argentina de que se identificaron fehacientemente que los restos hallados en Morón en el año 2009 corresponden al mercedario Ricardo Altamirano.
¿Qué elementos nuevos surgieron para afirmar eso cuando ya en el 2009 se tenía una presunción bastante cercana de que eran de él?
- “Bueno, Madres y Familiares trabaja con el equipo de antropólogos del IAF. Nuestra base de datos de ADN está en Argentina y en el caso de Altamirano, a pesar de que teníamos casi toda la presunción de dónde estaban localizados sus restos, habían sido identificados por las huellas dactilares. Las muestras que estaban en ese momento en el banco no dieron la suficiente match, o sea, el puntaje necesario para ser identificado.
Entonces había quedado en parte como a confirmación de hacer corrimientos posteriores cuando se consiguieran más muestras. Si nosotros vemos en la página de Presidencia, hay una respuesta del IAF que dice hasta ahora los restos no están identificados hasta no realizar las pericias de ADN. El único que puede dar como identificada a una persona es el juez que entiende la causa.
Eso se produjo todo una causa a nivel judicial. Se consiguieron más muestras de ADN. Podemos decir que en el banco están ahora las muestras de Alberto Altamirano, que es uno de sus hijos, Altamirano Armando, que es el otro hijo y tenemos a un tío, hermano de la madre que es Ulises Alza Castro”.
Ese tío fue el que inicialmente se ubicó.
- “Exacto.
Es similar al caso de Amelia (Amelia Sanjurjo Casas.El 28 de mayo de 2024, se completó el proceso de identificación de los restos humanos encontrados en el Batallón de Infantería Nº 14, el 6 de junio de 2023, concluyéndose que correspondían a Amelia Sanjurjo). Teníamos casi la certeza de que era ella por todos los estudios antropológicos, pero necesitábamos la confirmación del ADN. Entonces se siguen buscando donantes de familiares cercanos, de primera o segunda o tercera línea, a los cuales se van sumando al banco, se hacen corrimientos y ahí es cuando nos da el match de que es él”.
¿Estos dos hijos de Altamirano están vivos?
- “Uno de ellos está vivo, el otro falleció. Si no me equivoco fue por el 2013 falleció uno de los hijos. El otro es el que lleva adelante la causa judicial. Luego de hecha esa identificación por ADN, que es irrefutable, o sea, no se puede decir ya que no es él. Esos restos pertenecen a Altamirano. Y por lo tanto, con este fallo judicial, hoy por hoy se está esperando de que se haga la entrega de los restos al familiar”.
¿Esto significaría la repatriación a Uruguay de los restos?
- “Nosotros todavía no hemos mantenido un diálogo con el hijo. Nosotros respetamos siempre la decisión de la familia, nos ponemos a disposición, pero son ellos quienes van a tomar la decisión de si son repatriados o no. En caso de que ellos deseen que sean repatriados a Uruguay, vamos a colaborar y vamos a promover todo lo que sea a nivel institucional para que así se haga.
Si es en Argentina, iremos allá a acompañarlo, si él lo permite y lo desea. Sabemos que ahora ya terminó la causa judicial porque se cerró.
Ahora está en decisión de la familia, cuando le hagan entrega, de cuál va a ser el destino de Altamirano”.
Si uno mira el informe del 2015 de la Secretaría de Derechos Humanos, ve que Altamirano no estaba en ninguna lista, en ninguno de los informes iniciales.
- “Sí. El tema es el siguiente. Madres y familiares fue recepcionando desde los comienzos que se empezaron a hacer las denuncias, conformando la lista con las denuncias que iban haciendo los propios familiares, a veces compañeros de militancia o amigos de los compañeros que habían desaparecido.
Siempre después se hace toda una investigación tratando de confirmar esa desaparición y esta denuncia no estaba hecha. Se hizo en la Comisión por la Paz, cuando hay una consulta por parte de Argentina de que encontraron los restos de un uruguayo, el cual había sido asesinado, y ahí es que surjan nombre de él”.
¿Ustedes han podido tener contacto con el hijo?
- “Nosotros no. El hijo había donado (el material genético para el banco de ADN) en Argentina porque vive en Argentina.
Entonces a través del equipo de antropólogos le hemos pedido si podemos tener, aunque sea una videollamada con él, ya que por lo general cuando uno dona esos datos quedan bajo confidencialidad, o sea son confidenciales entre el IAF y el familiar que va a donar ahí, al igual que cuando lo hacen aquí en Uruguay con nosotros. Entonces pedimos ese enlace si es posible para conocerlo y justamente ponernos a disposición de lo que él defina”.
Si uno escucha radios argentinas habitualmente sale alguna propaganda que dice si uno tiene la presunción de poder ser un hijo o un familiar de un desaparecido que pueda sumarse a esa base de datos y eso ha permitido acceder a información importante para poder ubicar restos y poder ubicar nuevos familiares.
¿Sería necesario ese tipo de mecanismo aquí en Uruguay?
- “Es algo que estamos estudiando ya que nuestra base está incompleta. Eso se debe que acá la extracción de muestras de sangre recién comienzan a hacerse cuando se define que acá existieron personas desaparecidas, o sea que existió la desaparición forzada, que fue en la Comisión por la Paz. Algunas muestras se habían dado fundamentalmente de familiares que vivían en Argentina, lo habían hecho en el Banco de Argentina. Luego aquí empezó a hacerse algunas extracciones y pidiendo que fueran resguardadas en el banco que tiene de órganos y tejidos en la Clínicas. Después nos llegó toda una elaboración y trabajo de estudiar dónde estaban las muestras para poder unificarlas todas en el Banco de Argentina. Incluso aquellos familiares que vivían en Chile también, sumar esas muestras ahí, ya que es un banco que hace los corrimientos cada tanto, donde tenemos muchos de nuestros familiares que desaparecieron en Argentina y era necesario tener esa base unificada.
Aún la tenemos incompleta. Muchos de nuestros familiares han fallecido. Seguimos trabajando, incluso haciendo exumaciones para poder completarlo.
Es algo que tenemos que abordarlo aquí en Uruguay. Sería necesario, pero también sabemos de que muchas veces hay niños que en ese momento fueron entregados, que son esas adopciones irregulares, y vienen y pretenden que nosotros tomemos las muestras. Entonces es algo como que nos ha retrasado mucho, pero sí hemos tratado de ir localizando uno por uno a través de los amigos a diferentes familiares para ir haciendo receptaciones. Es un trabajo que estamos haciendo en silencio, pero se sigue trabajando. Más después de los resultados, cuando tuvimos el caso de Amelia Sanjurjo, donde nos dimos cuenta de la necesidad de completarlo”.
Le planteaba eso porque el caso de Altamirano es muy similar al del otro mercedario, el de Modesto Quiñones, que también no figuraba en ninguna lista, y fue el trabajo del hermano que insistió en la Argentina, que buscó por la suya, pero que no aparecía en ningún registro oficial.
Por eso le decía, si no es necesario tener una base de datos de ADN también aquí en Uruguay, para poder cotejar; ante la desaparición física de los familiares directos.
- “Nosotros tomamos las muestras acá y las enviamos allá. Porque justamente la mayoría de ellos desaparecieron allá.
Acá, si hay un hallazgo, se toman las muestras óseas, se mandan al laboratorio de Argentina, hacen los corrimientos de ADN y lo vuelcan a la base de datos para hacer el corrimiento final, para ver si hay algun posible match o identificación.
Te diré que esta lista que nosotros manejamos de 197 desaparecidos, no está cerrada. Al día de hoy te diría que se siguen sumando denuncias, las cuales la Institución, con el equipo de investigadores, está trabajando. Tenemos alrededor de unas 30 causas o más, donde debido al tiempo que ha pasado, que ya van 52 años de lo que fue el golpe de Estado, tenemos el dilema de que se nos hace difícil poder conseguir las pruebas para confirmar su desaparición.
Pero seguimos recibiendo denuncias. Hay algunos casos que han sido descartados porque una de las pruebas que se hace, por ejemplo, cuando se hace la investigación es la renovación, a ver si existió renovación de la documentación, si hay algún documento oficial posterior 1984.
Entonces ahí sí se descarta, pero tenemos, alrededor de 30 que se están trabajando para saber. Que tienen las características de lo que fue, la misma forma de proceder de cómo desaparecieron nuestros familiares, a los cuales aún faltan confirmar, de repente asegurarnos bien, porque es un tema muy difícil, que podría desprestigiar todo el trabajo que se ha hecho hasta el día de hoy si nosotros damos una información o un paso en falso. Más en este periodo de negacionismo que existe de todos los delitos que se cometieron”.
Usted hacía mención a que la mayoría de los casos uruguayos ocurrieron en Argentina, y en Argentina hay un gobierno que niega estos hechos. ¿Eso entorpece el esclarecimiento de los casos o corre por carriles diferentes?
-“Corre por carriles diferentes porque, primero, las denuncias, muchas de las que estoy mencionando, han pasado acá en Uruguay, muchos en el norte, pero también así hayan pasado en Argentina, hoy, por suerte, te podría decir, desde que se creó la Institución Nacional de Derechos Humanos, con todo el tema de búsqueda, se ha puesto una persona a investigar directamente en las causas, juicios, buscando documentación en Argentina, para poder, por lo menos, saber los destinos finales de nuestros familiares. Se dio ya el caso y se pudo conseguir todo a través de investigaciones y corroboración de datos, por ejemplo, dónde fueron y dónde están los restos finales de Pedreira Brum (Jorge Pedreira Brum, detenido en Argentina en 1978. Sus restos fueron ubicados en el Cementerio de Grand Bourg, en 1984, pero recién pudo determinarse fehacientemente su identidad en 2023). Eso se hizo ahora. O sea, se hizo antes de que estuviera en Milei. Pero nuestros investigadores son uruguayos y eso es lo que se está dificultando, porque, antes teníamos más colaboración, pero se sigue trabajando en forma firme en cada una de las causas en Argentina.
Tenemos todo, incluso en la Secretaría del pasado reciente, está todo el expediente judicial que se mandó con la certeza, ahora sí, de que es Altamirano. Para nosotros es una tranquilidad, porque es algo irrefutable, ya con el ADN nadie puede poner en duda, y también es una tranquilidad para el propio familiar de saber que es él”.
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