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(Escribe: Sergio Pérez) Tres llamados abiertos en setiembre y octubre de 2025 buscan reforzar el tejido cultural uruguayo a través del apoyo a la música, la literatura y los espacios artísticos del interior.
La cultura se sostiene en gran parte gracias a quienes asumen el riesgo de proponer, crear y sostener espacios que dan vida a la sociedad. En este mes de setiembre confluyen tres llamados que invitan a los creadores y gestores a pensar en grande y dar un paso decisivo. El Fondo Nacional de Música, el Fondo Concursable para la Cultura y el Fondo de Infraestructura Cultural se presentan como instancias que marcan el pulso de una política cultural activa, consciente de que el arte necesita respaldo para desplegarse.
Cada convocatoria surge de una necesidad distinta. La primera busca apuntalar a músicos, compositores e intérpretes en su camino de producción y creación. La segunda celebra veinte ediciones acompañando a artistas de todos los sectores, con una novedad esperada: la inclusión de la producción literaria como área financiable. La tercera mira hacia el territorio y pone el acento en la solidez de los espacios físicos, reconociendo que sin escenarios, salas, museos o centros comunitarios el trabajo cultural no encuentra raíces firmes.
Al recorrerlas se observa una línea de continuidad que trasciende lo administrativo. Son instrumentos de política pública, sí, pero también son señales de confianza hacia una comunidad cultural que ha demostrado creatividad y resiliencia. El desafío está en comprender sus particularidades, leer con atención las bases, preparar los documentos con rigor y aprovechar el tiempo para una postulación seria.
Conviene entonces detenerse en cada una de estas oportunidades, no solo para entender sus requisitos, sino también para advertir lo que significan como parte de un entramado que enlaza la práctica artística con la sociedad. En este análisis propongo mirar en detalle qué ofrece cada fondo, cuáles son sus plazos y qué implicancias tienen para quienes decidan participar.
El Fondo Nacional de Música abre en setiembre su segundo llamado anual. El período de postulación se extiende desde el día 1 hasta el 30, y constituye una nueva ocasión para quienes no llegaron a presentar en el primer tramo del año. En aquella primera instancia se registraron más de mil postulaciones, de las cuales apenas un quinto resultó seleccionado. Esa cifra por sí misma revela dos cosas: la potencia creadora que late en Uruguay y la exigencia de preparar cada propuesta con precisión. FONAM no se limita a apoyar la producción discográfica; también financia composición, investigación, formación y otras líneas que contribuyen a la circulación musical. Se trata de un fondo que, a lo largo de su trayectoria, ha nutrido proyectos de muy diversa índole, desde discos independientes hasta propuestas de corte académico.
El desafío aquí no es solamente presentar un presupuesto ordenado, sino traducir en un lenguaje claro la relevancia de la obra que se propone. La música es intangible, pero su impacto en la sociedad es concreto: por eso las postulaciones que logran transmitir su pertinencia y su alcance son las que suelen destacar. El plazo de este segundo llamado obliga a la planificación inmediata. Cada documento, cada anexo, cada cronograma debe pensarse con cuidado, porque las instancias de evaluación se basan en criterios objetivos que no admiten improvisación.
En paralelo, el Fondo Concursable para la Cultura llega a su vigésima edición con un abanico de oportunidades aún más amplio. El plazo culmina el 30 de setiembre a las cinco de la tarde, y esta vez la novedad está en la incorporación de la producción literaria como área financiable. Esa decisión no es menor. Significa reconocer que la palabra escrita, ya sea en formato editorial o experimental, también merece apoyo estatal como motor cultural. A las categorías tradicionales de música, artes visuales, danza, teatro, fotografía y circo, se suma entonces la literatura como un espacio que enriquece la diversidad del panorama.
El FCC no es un fondo menor: en veinte años ha acompañado a más de mil quinientos proyectos de todo el país, con un criterio de descentralización que busca equilibrar la presencia cultural más allá de Montevideo. Sus montos son variables, llegando a los cuatrocientos mil pesos para proyectos profesionales y doscientos mil para emergentes, lo cual abre un margen importante para propuestas que combinan ambición artística con viabilidad económica. La modalidad de postulación, a través de la plataforma digital culturaenlinea.uy, exige familiaridad con los entornos digitales y un manejo responsable de los plazos.
Finalmente, el Fondo para el Desarrollo de Infraestructuras Culturales en el interior del país representa una apuesta de otra naturaleza. Su horizonte no son las producciones artísticas inmediatas, sino las condiciones materiales que las hacen posibles. La convocatoria se abrió el 18 de agosto y permanecerá habilitada hasta el 21 de octubre. El monto total asignado asciende a más de veintiún millones de pesos, distribuidos entre obras edilicias y equipamiento cultural.
Este fondo reconoce que la vida cultural necesita cimientos. Un centro cultural que se derrumba, un teatro sin butacas, una biblioteca sin equipamiento no pueden sostener actividades de calidad. De ahí la importancia de estas líneas de financiamiento, que no pagan salarios ni consumos, pero sí otorgan recursos para mejorar o adecuar los espacios donde el arte ocurre. La distinción entre categorías y modalidades permite contemplar distintos escenarios, desde arrendatarios hasta propietarios de inmuebles, siempre que se trate de instituciones con al menos dos años de trayectoria fuera de Montevideo.
Los requisitos son: informes técnicos, planos, certificaciones y presupuestos detallados. No es un trámite sencillo, pero ese rigor garantiza que los fondos lleguen a proyectos sólidos, capaces de transformar la infraestructura cultural del interior. La evaluación se realiza con criterios técnicos estrictos, que incluyen viabilidad, impacto regional y sustentabilidad. Alcanzar el puntaje mínimo implica no solo presentar una buena idea, sino demostrar capacidad de ejecución.
Las tres convocatorias que coinciden en estos meses abren puertas concretas para músicos, escritores, gestores y comunidades enteras. Cada una responde a un aspecto distinto del ecosistema cultural: la creación artística, la producción editorial y el fortalecimiento de la infraestructura. Juntas trazan un mapa de oportunidades que requiere decisión, preparación y acompañamiento. Presentar un proyecto para cualquiera de estas convocatorias implica una declaración de confianza en el poder transformador de la cultura.
Invitamos a realizar sus postulaciones en tiempo y forma y no dejar para los últimos días. Quienes deseen asesoramiento y gestión en estas postulaciones pueden comunicarse con tiempo al 095 342 022 o escribir a yosoy@sergioperez.uy. El respaldo profesional en este proceso marca la diferencia entre quedar en el camino o alcanzar el apoyo necesario para que la obra cultural cobre vida y permanezca en la memoria colectiva.
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