(escribe prof.   Alejandro Carreño T.)  Una izquierda decadente, quebrada, que no ha logrado entusiasmar al pueblo latinoamericano, con excepción de Uruguay, donde recientemente ha vuelto a la Torre Ejecutiva, sede del Gobierno, que ahora encabeza el Presidente frenteamplista Yamandú Orsi, heredero de José  “Pepe” Mujica, el recordado expresidente recientemente fallecido.
Pero el Presidente Boric no tiene ni el porte ni la prestancia para liderar a una izquierda latinoamericana dividida y angustiada. Ni siquiera para liderar a la propia izquierda chilena en la que cada una anda por su lado, como lo demuestran las primarias para tener un candidato a las presidenciales de noviembre. Por eso, sus metidas de pata a nivel internacional desde el mismo día en que asumió, cuando tuvo su “desliz” con el rey de España, al que acusó injustamente de retrasar la ceremonia de transmisión de mando, ya conforman un extenso y triste anecdotario.
Ese mismo día, la prensa española lo bautizó con el nombre con que el mundo lo conoce: “Merluzo”, que la RAE define como “tonto, bobo y estúpido”. Y no se detuvo más. Pero, desde hace algún tiempo, un largo tiempo en todo caso, el Presidente Boric escogió un chivo expiatorio para descargar su agresividad ideológica, sin importarle ni mucho ni poco el complicado panorama en que deja a Chile. Este país es Israel, por quien siente un grandilocuente odio, como lo demuestran todas sus acciones en su contra, y que no son pocas. Y sus palabras.
En septiembre de 2022, el mismo año en que asume la presidencia, el embajador de Israel, Gil Artzyeli había sido citado para entregar sus cartas credenciales al Presidente Boric, pero este no quiso recibirlo, provocando un escándalo mundial, por la infantilidad y arrogancia de su acto. Fue el primer indicio de lo que vendría después, y que provocó la reacción de los parlamentarios que conformar el “Grupo Parlamentario de Amistad Chile-Israel”, integrado por 14 senadores de la República: “No solo es un agravio para un país con el que Chile ha mantenido una larga y estrecha amistad, sino que además pone en riesgo las relaciones bilaterales con esa nación", declaró su presidenta, la senadora Carmen Gloria Aravena.
El problema para Chile es que Israel es el principal proveedor de armas para las Fuerzas Armadas, además de ser un aliado tradicional, por 70 años, que lo alimenta con ciencia y tecnología. Después del bochorno del embajador humillado, vino el escándalo de la FIDAE 2024: las empresas israelís no fueron invitadas a la Feria Internacional del Aire y del Espacio organizada por la Fuerza Aérea de Chile. La respuesta de Israel no se hizo esperar y retiró a su agregado de Defensa y Fuerzas Armadas y lo instaló en Buenos Aires.
El Presidente Boric habla de un país genocida, pero olvida que esta guerra la comenzó Hamas el 7 de octubre de 2023, asesinando a 766 civiles, de los que 36 eran menores, y 373 militares, tomando 251 rehenes que fueron llevadas a la Franja de Gaza, en la operación llamada operación “Inundación de Al-Aqsa” (Fuente: Wikipedia). Por último y para abreviar, los agregados militares de Chile en Israel fueron retirados, dejando al país a la deriva. Además, se le pidió a la ministra de Defensa que de inmediato entre en contacto con otros proveedores de armas.
El infantilismo de Gabriel Boric no tiene límites. Tampoco su irresponsabilidad como Presidente. Las reacciones no tardarán en llegar. De hecho, el embajador israelí dijo con toda razón que el único perjudicado es Chile. Claro: ¿Qué pasará con la mantención de los equipos técnicos y científicos israelís, y con el arsenal armamentístico del país? Por otro lado, el Presidente debe creer que comprar armamento sofisticado a nuevos proveedores, es como ir al supermercado a comprar arroz o como comprar papas en la feria. Y ¿Qué harán los aliados de Israel como Trump, por ejemplo?
Pero, y un gran “pero”: ¿Cuál ha sido la actitud del Presidente Boric frente a otras naciones que por años han masacrado a su pueblo y a otros? Rusia, por ejemplo, invadió Ucrana y, desde La Moneda, “No se oye padre”; lo mismo con China o con Corea del Norte. O con Nicaragua o Venezuela, cuyo dictador le ha dicho de todo y rompió relaciones diplomáticas con Chile, aunque Boric alega que Chile no ha roto relaciones con Venezuela. Francamente para hacer reír. ¡Un hazmerreír! Pero la guinda de la torta del doble estándar diplomático de Gabriel Boric, lo representa Cuba: 66 años de dictadura, pero jamás se refiere a ella. Los comunistas lo desangrarían. Cuba es una vaca sagrada para La Moneda y no se diga más. 
Qué importa que Chile se hunda y quede desprotegido si, al final, lo que importa es satisfacer a los suyos refregándoles su ideología en la cara, dándose sus gustitos personales y dejando al país a la deriva.