No pretendemos ser los portavoces de los paladines de la honestidad, ni mucho menos, pero hay cosas que como se decía, de que la mujer del César no solo debe ser honesta, si no también parecerlo, sirve o debería servir para los que hacen política dentro de la izquierda uruguaya.
No sé trata de juzgar y señalar a las apuradas a la Sra. Ministra de Vivienda, Cairo, que no declaró que construyó su casa sobre un terreno baldío. 
Se trata de que no solo no lo declaró, es que tampoco fue una, si no cuatro, lo que no es poca cosa.
El trabajador común, el asalariado lo sabe a lo ancho y largo de este país que debe declarar y presentar los planos realizados por un arquitecto para que las intendencias cobren los impuestos sobre las construcciones realizadas. El trabajador común, que compra su terrenito con mucho sacrificio, construye una pieza y el baño "para meterse para adentro" como se acostumbra a decir y con el correr del tiempo y de acuerdo a sus condiciones económicas, y necesidades, va levantando paredes y añadiendo a la pieza y con unas chapas coloca el techo y así va aumentando su humilde casa.
Que no es el caso de esta señora, que en 2019 fue electa diputada y que antes había sido electa dos veces edila y que durante el gobierno de Mujica ocupó también un cargo público, y qué sus ingresos sí le permitían regularizar la situación de la construcciones de las viviendas, que muchos o la mayoría de los trabajadores que ganan salarios miserables no pueden y quizás nunca puedan hacerlo.
Cuando el pueblo uruguayo decide votar en el Frente Amplio, viene con una carga de indignación colectiva producida por el gobierno anterior con escándalos de todo tipo y cansado de tanta impunidad, espera y todos esperamos que el comportamiento y las actitudes sean totalmente diferentes.
Por eso hay tanta indignación y me coloco entre los primeros en alzar la voz.
La política no es como en el fútbol que cuando hay una irregularidad dentro del área adversaria queda a criterio del juez, si fue o no fue penal, si hubo o no intención.
En política la intención debe ser primero siempre la honestidad y la transparencia, por eso reclamamos con los brazos en alto, porque estamos cansados de tantas faltas y fallas que sólo se les tolera a los políticos.
Dentro del FA, se intenta minimizar el problema y todos aquellos que aún siendo de izquierda nos permitimos pedir la renuncia de la ministra, somos tildados como enemigos o que le damos armas a la derecha.
Grave error, no somos los simples trabajadores que le damos armas a la derecha que a lo largo de la historia de este país ha demostrado que nunca han estado de nuestro lado, lo que si esperamos los trabajadores que este gobierno de Orsi, es que marque la cancha, demuestre hasta en las simples cosas que es un gobierno diferente, que vino, o que fue votado por el pueblo para ser una administración totalmente diferente al gobierno anterior.
O usted señora, señor, también se atreve a mirar para el costado, fingiendo que ésto no está pasando y acusar que esto es igual a lo de Lacalle Pou, Delgado, Manini Ríos y tantos otros casos que desconocemos, dónde todos o la mayoría de los políticos actúan con impunidad.
Díganme ¿cuál es la diferencia, que no la entiendo?
Una vez más voy a pecar de ingenuo o de creer que construir un país serio, con igualdad de obligaciones y derechos, es tan solo una utopía.
La famosa frase de Hamlet, "de ser o no ser, esa es la cuestión" sirve para interrogarnos si somos o no diferentes, o si el gobierno de Orsi quiere o no ser diferente al gobierno anterior.
Al comienzo de su mandato, esta es una buena oportunidad para demostrarlo.

Artigas Osores