(escribe prof. Alejandro Carreño T.) La política tiene estas cosas raras y por eso es interesante. Porque no es la política la perversa, sino quienes la practican, o sea, los políticos. El triunfo de Daniel Noboa Azín, de Alianza Democrática Nacional, en las elecciones presidenciales de Ecuador el domingo recién pasado, es un buen ejemplo de cómo, alguien que no tiene trayectoria política, un “aparecido de la política”, derrota a una candidata de la izquierda “correísta”, Luisa González. Es un fenómeno que bien vale la pena analizar en una columna. Fue una victoria de 52% contra el 48%. Varias razones podrían justificar esta nueva derrota del “correísmo”. Esbozaré algunas de ellas que, a mi juicio, son determinantes.

La primera razón es la propia imagen de Rafael Correa, el expresidente radicado en Bélgica (su esposa es belga), desde el 10 de julio de 2017. El 27 de abril de 2020, la Corte Nacional de Justicia de Ecuador sentenció a 8 años de prisión al expresidente Correa por el delito de cohecho en el Caso Sobornos 2012-2016, Es decir, en estos momentos es un prófugo de la justicia. Y en abril de 2022, el gobierno belga le concedió asilo político. Nada que hacer para la justicia ecuatoriana. Pero el deterioro moral del expresidente y su capital político ya no tienen mucho que hacer en Ecuador. La derrota de González en la segunda en apenas seis años. La primera fue el rechazo de la ciudadanía en una consulta popular, a una reforma constitucional que le permitiría reelegirse indefinidamente.

La segunda razón, el agotamiento que la política tradicional, mediocre y corrupta, provoca en el electorado ecuatoriano. Fenómeno que también ocurre, para bien o para mal, en otros países de la región, como Milei en Argentina que podría, sin duda, ser el próximo presidente de Argentina y que Dios los libre. A nosotros, los chilenos, nos ocurrió algo parecido, pero Dios no se apiadó de nosotros. Pero Luisa González, la escogida por Correa para darle continuidad a su movimiento, también es una desconocida, con escasa experiencia política. Con todo, es extraño lo que ocurrió en Ecuador porque, en las elecciones provinciales y municipales, el partido de Correa, Revolución Ciudadana, arrasó en todo el país, venciendo en las principales ciudades como Quito y Guayaquil. Parecía que estaba todo listo para que un candidato “correísta” se instalara en el Palacio de Carondelet.

Pero en la puerta del horno se quema el pan. Y a Correa se le quemó. Lo cierto es que no hay, políticamente, un concepto que defina a Noboa. Primero, porque no proviene de ningún partido político. De hecho, recién aparece, en 2021, cuando es electo asambleísta, en las elecciones legislativas de ese año, apoyado por el partido Ecuatoriano Unido. Y este año 2023, con la activación de la “muerte cruzada”, que no es otra cosa que el mecanismo que rige el proceso de destitución al presidente del Ecuador y la disolución de la Asamblea Nacional previsto en los artículos 130 y 148 de la Constitución de 2008. La “muerte” de ambos, implica en adelantar las elecciones y el nuevo presidente gobernará el tiempo que le restaba al “fallecido”: solo 18 meses.

La última razón, a mi juicio, se relaciona con su joven esposa, Lavinia Valbonesi, no por ser joven (25 años) ni bonita, sino porque es una conocidísima “influencer” con 394 mil seguidores en Instagram y 277 mil en TikTok. Es una activa en redes sociales y en sus programas presentaba videos de su marido compartiendo con la familia, mostrando sus actividades políticas y sus cualidades deportivas.  Lavinia cuenta que debido a su profesión (experta en nutrición), conoció a su marido, según relata en una entrevista a El Universo, citado por el medio Hola, del 17 de octubre pasado, que el ahora presidente electo necesitaba bajar de peso y la procuró. “Él es una persona bastante persistente y me terminó conquistando, después de muchos meses lo logró”. Ignoro si bajó de peso. Se casaron el 28 de agosto de 2021.

¿Cuánto podrá hacer Daniel Noboa cuando asuma oficialmente la presidencia en unas semanas más? No creo que mucho. Pero estos 18 meses le servirán para tomarle gustito al poder. Su idea es reducir impuestos y fomentar la inversión extranjera. Un discurso liberal que lo deja más cercano a la centroderecha. Ahora, no sé si tendrá tiempo para correr los ocho kilómetros que hace diariamente y continuar levantando pesas.

Pero, para quien tiene un helicóptero propio, la vida corre más rápido. Y su imperio bananero así lo exige.