(escribe  prof. Alejandro Carreño T.) Daniel Ortega, el dictador nicaragüense “tiene de casero”, como decimos en Chile, a Gabriel Boric. De “perrito faldero” y otras menudencias a “Boric, vos sos un pinochetito”, el hombre de Managua que se instaló en La Casa de los Pueblos, también llamada Casa Presidencial o Casa Naranja y conocida popularmente como Casa Mamón, en 2007, no pierde oportunidad de denostar al presidente chileno con su repertorio cargado de frases pintorescas e insultantes. En todo caso, Boric está lejos de ser un “pinochetito” y, si llegase a ser algo por el estilo, estaría, por ideología, más cerca de ser un “orteguita”.

Parece que es propio de dictadores utilizar el vituperio y la mofa para su espectáculo bufonesco. Su incontinencia verbal, propia de dictador lenguaraz, controlada, al parecer solo por su mujer Rosario Murillo, no se anduvo con chicas y las emprendió con todo no solamente en contra de Boric, sino también en contra de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile:  “Ahora, como que le picó (a Boric) un chile (ají) por lo que dije ayer, una verdad, que los militares chilenos y los carabineros han sido asesinos, que asesinaron a todo un pueblo, a todo un proyecto hace 50 años, cuando dieron el golpe de Estado en contra del presidente mártir heroico Salvador Allende. Son criminales”.

Sin duda que son impropias de un Jefe de Estado, aunque sea en apariencia, pues es vox populi que su mujer es la que manda en Casa Mamón, y aunque se trate de un dictador, declaraciones que hieren la dignidad de un pueblo cuando insulta a sus instituciones. Pero, Boric tiene en todo esto una gran responsabilidad, puesto que tanto ayer como hoy, tampoco ha tenido declaraciones felices respecto de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. De hecho, en su discurso del 18 de octubre del año pasado, en La Moneda, tuvo palabras poco afortunadas para referirse a la policía.

Qué dijo el Presidente: “Como Estado debemos asumir que el control policial de esos meses sobrepasó los límites de lo aceptable, hubo muertos, hubo abusos sexuales, hubo mutilaciones oculares y eso no puede quedar impune, y no se puede volver a repetir”, refiriéndose al llamado “estallido social” que no fue más un que un estallido delincuencial que destruyó el país. Si el dictador nicaragüense se lo recordó, también lo hizo la Cámara de Diputados este lunes recién pasado que, mediante un proyecto de resolución le pidió que se disculpase, puesto que en Chile está vigente la “presunción de inocencia”.

Si tiene sentido este proyecto de resolución un año después, puede parecer algo fuera de contexto. Con todo, y considerando que en este tiempo no han faltado declaraciones desafortunadas no solo de Boric en contra Carabineros, sino también de otros personeros y autoridades del oficialismo, el perdón, aunque no resuelve nada, por lo menos deja la sensación de “hacer algo correcto”. Pero dejemos a Boric de lado y retomemos a Ortega y su grotesca artillería verbal, recordándole, justamente, sus palabras, pero bien en su estilo:

“Ahora son ángeles y amados por el pueblo de Chile”, pero con el gobierno del anterior presidente Sebastián Piñera, “pegaba gritos” y decía “que si él llegaba al gobierno, acabaría con los carabineros”. No son las palabras textuales de Boric pero sí su contenido. Entonces, al margen de la ninguna empatía entre ambos, Ortega no encontró nada mejor que insultar a Carabineros: “Los carabineros chilenos no son como la Policía de Nicaragua. Están formados por el asesinato masivo, formados para asesinar al pueblo”. Claro que, como todo dictador que se precie, la estulta desfachatez forma parte de su ADN arrogante y sanguinario.

Comparar a su policía, que sí ha masacrado y masacra a su pueblo, puesto que es una policía al servicio de sus desquiciados propósitos totalitarios, que excluye por definición la palabra “democracia”, con Carabineros de Chile, no resiste el más mínimo análisis comparativo de ningún tipo, ni ético ni profesional. Pero Boric, ahora, asumió su rol:

“Ayer el dictador Ortega insultó a la institución de Carabineros de Chile. Quiero que sepan los carabineros que instruí inmediatamente a nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, que presentara una nota de protesta diplomática como corresponde en estas instancias, porque la reputación de nuestras instituciones se defiende nacional e internacionalmente”.

Me parece bien la defensa diplomática de La Moneda. Por lo mismo, los chilenos esperamos que esta actitud del Presidente Boric se condiga con su quehacer cotidiano en su relación con Carabineros de Chile.

De no ser así, se expone nuevamente a que el dictador Daniel Ortega amplíe su repertorio de frases pintorescas y ofensivas, y aparezca con otra que supere a “de perrito faldero” y “Boric, vos sos un pinochetito”.

¡Sería como mucho!