Lamentablemente una vez más los niños vuelven a quedar como rehénes de la critica y conflictiva situación social que enfrentan sus resposables. La miseria, la inconsciencia, la desprotección y la falta de amor, son aspectos que parecen ser reiterativos en casos o historias que sería mejor que no ocurrieran, pero que sí se registran sin que el ser humano se dé cuenta de los daños que puede ocasionar muchas veces a sus seres queridos.

No es el primer caso, ni tampoco será el último, la dura realidad vuelve a asomarse, esta vez con la historia de una niña de 2 años. La policía está abocada a la investigación de un presunto abuso que habría sufrido la niña, cuyo caso queda al descubierto luego de un procedimiento de rutina realizado a cargo de personal de la Unidad Especializada en Violencia Doméstica. 

Según pudo saber @gesor, a la pequeña al ser sometida a una revisión médica se le detectaron lesiones a nivel de sus genitales, lo que llamó la atención al equipo de profesionales que consideraron el caso, abriéndose varias conjeturas en virtud de las marcas que la niña tenía, pero por sobre todas las cosas por la falta de higiene que poseía a raíz de un denotado abandono, ya que hacía más de 48 horas que no se le cambiaba el pañal (en realidad era una bolsa) a pesar de que tenía orina y materia fecal de esos dos días. 

No obstante ello, el estado de abandono de la niña, sumado a las marcas que aparecen en su cuerpo, ha llevado a que quienes investigan el caso vaya más allá de la situación grave constatada, investigándose también si habría sido abusada, hecho por el cual sus mayores todavía no han respondido. 

Ahora el caso pasará a la órbita judicial, mientras la niña se encuentra en manos de una tía que está a cargo de la custodia a la espera de que se dilucide la situación, teniéndose a consideración que la madre de la menor enfrenta un momento desequilibrado en distintos aspectos.

Por eso, vale hacer una reflexión, con el propósito de reflejar una dura realidad en la que muchas veces terminan pagando niños inocentes frente a serias problemáticas generadas por quienes deben asegurarles una vida sana y segura, pero que muchas veces ni siquiera están preparados para afrontar la suya. Es la triste realidad que ojalá no tuviéramos que reflejar porque no existiera, pero ante lo incontrastable, apelamos a que sirva para reflexionar.