El Global Peace Index (GPI) 2021, que elabora desde hace 13 años el Institute for Economics and Peace, clasifica a 163 estados y territorios independientes según su nivel de paz. Se trata del indicador líder en este rubro y el análisis más completo hasta la fecha sobre las tendencias en la paz, su repercusión económica y cómo se desarrollan las sociedades pacíficas.

Con 1.817 puntos y la posición 47°, Uruguay volvió a mantenerse a la cabeza de Sudamérica como el país más pacífico de la región, mientras que a nivel global sigue liderando Islandia, que ostenta el primer lugar hace ya varios años, y que en esta nueva edición está secundado por Nueva Zelanda, que subió un puesto, y Dinamarca, que trepó 3. En el otro extremo, y como si se tratase de un espejo invertido del caso islandés, se encuentra Afganistán, el país menos pacífico del mundo desde hace años, y al que acompañan Siria y Yemen, aunque todavía a cierta distancia.

Aunque su estado de paz sigue siendo de rango alto (entre la posición 15 y la 58), en relación a la medición del año anterior Uruguay bajó 15 posiciones. En términos globales, sólo Corea del Sur, Zambia, Liberia, Armenia, Sri Lanka, Bielorrusia y Burkina Faso han mostrado caídas más fuertes que la Uruguay, que definitivamente fue el país que más bajó de posición en Latinoamérica.

El GPI cubre el 99,7 por ciento de la población mundial y utiliza 23 indicadores cualitativos y cuantitativos para medir el estado de paz en tres dominios: el nivel de seguridad y protección; la intensidad de los conflictos internos y externos (si los hubiere); y el grado de militarización existente en cada sociedad.

El informe del GPI reserva un párrafo para la situación uruguaya. Tras señalar que América del Sur experimentó el segundo mayor deterioro regional en el GPI de este año, afirma que Uruguay, a pesar de ser es el país más pacífico de Sudamérica, “tuvo el mayor deterioro de la paz en la región, y ahora tiene sus niveles más bajos de paz desde la creación del índice en 2008. Su puntaje general se deterioró en un 6,8%, impulsado por una creciente inestabilidad política, delitos y demostraciones violentas. Antes de la pandemia, los sindicatos anunciaron que resistirían las reformas económicas y laborales del nuevo gobierno de Lacalle, lo que provocó huelgas y manifestaciones. El efecto económico de la pandemia ha agravado los riesgos de que estas divisiones crezcan” (p.19).

¿Qué ocurrió en el resto de Latinoamérica?

Costa Rica es el país más pacífico de la región con 1.735 puntos y la posición 39° (bajó una), seguido de Uruguay en el 47° lugar, como dijimos, y Chile, que con 1.831 puntos subió una posición respecto al año pasado y ahora está en la 49°. Con este último se cierra el grupo de países latinoamericanos con un rango de paz alto.

El segundo grupo (rango de paz medio) está encabezado por Panamá (64° y una caída de 3 puestos), Argentina (68° y una subida de 3 puestos), Paraguay (que en la posición 75° subió 7 puestos respecto al año pasado) y Perú, Cuba y Ecuador en las posiciones 86°, 87° y 88° respectivamente.

Brasil y México, los países más grandes por PBI y población de la región, están ubicados en los países con un rango de paz bajo (128° y 140°, respectivamente) y cierra este grupo Colombia (144°).

Por último, el único país latinoamericano que se ubica dentro de los países con un rango de paz bajo es Venezuela, con 2.934 puntos y la posición 152°. Teniendo en cuenta los niveles de paz anteriores a la pandemia, sólo Argentina, Paraguay, Perú y Ecuador en la región lograron mejorar su puntaje.

Volvamos a los tres dominios que componen la puntuación del GPI: Conflicto nacional e internacional; Seguridad y protección; y Militarización. En el primero, que mide muertes por conflictos externos e internos, así como el grado de su intensidad, Uruguay está entre los 7 países mejor clasificados del mundo, junto a Botswana, Bulgaria, Islandia, Irlanda, Mauricio y Singapur.

En el segundo, que mide el impacto del terrorismo, la tasa de homicidios, las protestas violentas y otros 8 indicadores, Uruguay obtuvo 2.602 puntos y la posición 102° (en términos regionales sólo Chile y Costa Rica midieron mejor). Si lo comparamos con el informe del año pasado, Uruguay obtuvo en este dominio 2.323 puntos y la posición 60°. lo que ayuda a explicar la baja de posiciones en el reporte de 2021, aunque sigue siendo el país más pacífico de Sudamérica.

Por último, medido por su militarización (gasto militar sobre el PBI y el tamaño de sus Fuerzas Armadas), Uruguay obtuvo 1.582 puntos y la posición 35°, el más pacífico de la región después de Panamá y Cuba.

Adicionalmente, el GPI le pone un número a la falta de paz global, cuantificando cuántos millones de dólares pierde cada país al año por esta causa. El país más afectado por la falta de paz es Siria, envuelto en una cruenta guerra civil hace tiempo. Según el GPI, la violencia le costó al país sólo en 2020 unos 20.000 millones de dólares, lo que para Siria representa el 82% de su PBI (por pérdida en porcentaje le siguen Sudán del Sur con el 42%, Afganistán con el 40% y la República Centroafricana, con el 37%). A Uruguay, en el puesto 62°, le cuesta aproximadamente 9.000 millones de dólares mantener la paz, lo que representa el 8% de su PBI (con este mismo porcentaje están Argentina, el Reino Unido, Montenegro y Guatemala). El país de la región más afectado económicamente por la falta de paz es Colombia, que gastó por esta causa aproximadamente un 27% de su PBI en 2020 (228.000 millones), mientras que el menos afectado fue Bolivia con 8.600 millones de pérdida (el 5% de su PBI).

Por último, los resultados de este año muestran que el nivel medio de paz mundial se deterioró en un 0,07%, la novena vez en 13 años que este nivel cae. Mientras 87 países mostraron mejoras, 73 registraron un deterioro en sus niveles de paz. La conclusión más importante a la que llega este informe es que mientras los conflictos tradicionales surgidos durante la última década están declinando, éstos están siendo reemplazados por una nueva ola de incertidumbre surgida de la pandemia de COVID-19 y las crecientes tensiones entre las grandes potencias.

Por Rosendo Fraga

Director de nuevamayoria.uy

Fuente: nuevamayoria.uy