(Por Enrique Lécaille) Mientras los primeros fríos comienzan a sentirse con todo su rigor en la ciudad de Mercedes, una veintena de niños de distintas edades corren detrás de una pelota en el gimnasio del Club Sandú Chico, ante las atentas miradas  de algunas madres ubicadas en las gradas. Es un día más de práctica. 

En uno de los vértices de la cancha sobresale la espigada figura de Nicolás Barrera, el ex defensor de Aguada y Unión Atlética de Montevideo, quien a sus 35 años  observa cómo se divierten sus pequeños dirigidos. Se nota fácilmente que disfruta con su papel de coordinador deportivo de las categorías formativas de la institución tricolor de calle Artigas, donde él y sus hermanos son muy queridos por todo lo que le han aportado y le siguen aportando al club.

Al verlo, no tuvimos necesidad de pedirle que reuniera al grupo que dirige para fotografiarlo para @gesor. Apenas advirtió nuestra presencia en el gimnasio, tal como habíamos coordinado por teléfono, Nicolás comenzó a llamar a sus jugadores y a ubicarlos en un sector de la cancha, orgulloso de sus pibes.  

No necesito preguntarte si estás disfrutando de esta etapa… Es evidente que estás feliz.

“Sí, estoy muy contento. Hace poco que comenzamos y ya tenemos muchos chiquilines. Por categoría hay un promedio de veinte gurises. Es un buen número para un club como Sandú. A mí me hace feliz verlos jugar y verlos dar sus primeros pasos en este deporte tan apasionante”.

¿Qué categorías estás dirigiendo?

“Tengo a mi cargo a los mini, pre infantiles, infantiles, escuelita y juveniles”.

¿Y tienes todo el apoyo necesario para llevar adelante esta tarea”.

“Sí, me siento muy apoyado por los dirigentes. Trabajar en Sandú es como hacerlo en mi casa. Creo que estamos haciendo una linda obra, una labor saludable para todos, para nosotros como club y para ellos como personas o proyecto de jugadores, aunque ahora los niños tienen otras actividades y se complica un poco la tarea de tenerlos más tiempo para entrenar. Ahora están bombardeados por otras cosas que antes no había. Antes, nosotros, antes de estar conectados en facebook, nos íbamos a las canchas de la rambla a entreverarnos en algún partido o íbamos a algún gimnasio. Ahora es diferente. Con los más grandes también se va complicando, porque  en la actualidad tienen que atender otras actividades, como los estudios, que cada vez son más exigentes. Antes para trabajar en algún lado no te pedían muchos estudios. En cambio en estos momentos para prepararte para entrar al mercado laboral necesitás más tiempo para estudiar y capacitarte. Sin ir más lejos, para trabajar en un supermercado, por ejemplo, tenés que saber computación, cosa que antes no sucedía”.

De todas formas, supongo que debes tratar de mantener el espíritu de diversión que brinda el deporte,  especialmente tratándose de estas edades… 

“Sí, sobre todo con los más pequeños trabajamos mucho la parte lúdica. Tenemos que implementar juegos para que se sientan bien. A los 8 o a los 9 años el niño tiene que divertirse, y poco a poco, entre los 10 y los 12 años, va aprendiendo las reglas y va adquiriendo otra actitud para competir. Es una cuestión de tiempo. El propio jugador va descubriendo sus talentos y se va dando cuenta en qué posición quiere jugar. Es lindo ver cuando se le despierta el talento a un niño, cuando te vas dando cuenta que tiene madera para este deporte”.

¿Te vamos a ver defendiendo la camiseta de Sandú en la próxima temporada del baloncesto mercedario?

“Yo creo que sí. Salvo que suceda algo muy raro, voy a jugar en Sandú. Eso es lo que yo quiero”.