Desde esta distancia inmensa, en el desierto de Arizona me toca recibir la noticia de la desaparición física de Justo Pozzolo. Hicimos un alto en el camino para celebrar su vida, y los compañeros que me acompañaban mexicanos y americanos me acompañaron a escuchar una de sus canciones: no te vayas. Es doloroso sin duda pero para mí es más dicha de que la vida me dio la oportunidad de tenerlo en mi vida. Desde niño alla anduvo en calle Braceras buscándome para que según el yo no perdiera el vínculo con mi sangre. Un luchador hasta el último momento, en noviembre el año pasado nos sentamos juntos a disfrutar uno del otro. El siempre me acepto así como yo he sido un poco nomade, como los chanas. Me sorprende ha esta distancia y se me hace duro seguir con mi misión, o sea mi vida profesional en este día y mañana y esta semana. 

De Justo aprendí a nunca rendirme y ha ser optimista. Hace poco me llego una copia de su libro a mi casa en Houston y miraba las fotos así lo recuerdo siempre yo, a los cuarenta y pico pelo y bigote negro bien peinado. 

Es importante remarcar su vocación de servicio, porque aún en tiempos que le azotó la pobreza supo ayudar a otros que el entendía necesitaban ayuda aún más que el, desinteresado y bondadoso así tránsito su vida aquí en la tierra. Allá donde está sin dudas luego de un largo camino recorrido se habrá sentado a descansar a la sombra de algún árbol, con todos sus seres queridos que ya partieron en especial su padre que partió aún cuando Justo era un niño y su entrañable hermano, Luis Bernardo. Estarán juntos ahora celebrando su reencuentros en donde estén. 

Duele desde casi 12,000 kilómetros de distancia física que hemos mantenido en estos últimos 15 años, pocas visitas, pero en lo espiritual siempre estuvimos cerca, por la sangre y no solo por ello por lo que durante años vivimos juntos. Gracias por todo Tío querido, que en este nuevo camino que tomasteis hoy todos a tu alrededor sientan tu luz como lo hicimos acá en la tierra, adiós al cantor popular, al mugrero, al amigo, al que jamás me abandono o me dio la espalda.

Hasta pronto.

Luis Pozzolo

FELIZ PARTIDA QUERIDO AMIGO, LO MERECÉS. Hay personas que no van a abandonarnos nunca y "Titonga" fué más que un amigo. Un compañero de verdad. Nunca jamás esperarías que te hablara mal ni que hablara mal de alguien. Su experiencia me enseñó tanto sin señalarme nada...Esos años juntos en Braxas incluso nuestro pasaje por la Asociación de Músicos de Soriano cuando él fué Presidente y yo Secretario era la palabra que suavizaba los ímpetus propios de mi juventud y te hacía ver las cosas desde otra perspectiva. Un grande como pocos, como esos que tienen un aurea especial y que su legado más allá de lo que pueda haber grabado es aquello que dejó en las personas que tuvimos la suerte de haber sido su amigo. Cuando alguien talla un árbol esa marca acompaña el árbol toda su vida y yo desde mis lágrimas aseguro que nunca pude olvidarte. La distancia y la vida me apartó físicamente sobre todo en los últimos años pero tu palabra mansa era siempre el oasis que llegaba a mi memoria cuando te recordaba. Un abraso querido amigo y hermano, espero encontrarte pronto...