Recordamos cuando surgió el Movimiento Cultural Jazz a la Calle, una idea quijotesca, fuera de todo lo tradicional que en material cultural y musical propiamente dicha vivía en el día a día la comunidad mercedaria. Hubo sectores ajenos a la música, pero vinculados a la cultura y la educación que tildaron de elitista, de tender a generar diferencias entre quienes apreciaban un estilo musical de los demás. Y ello en la idiosincracia del mercedario, era lógico, si al fin y al cabo, los habitantes de la capital sorianense, una buena mayoría de ellos, son reticentes a cambios, a arriesgar, por lo general gana el conservadurismo. Así se generaron algunas rispideces, cruce de opiniones, que en principio no mostraban el interés de construir desde esas diferencias, si no que era lo uno o lo otro, lo popular (sin tener en cuenta el nivel que ello ofrecía) y lo supuestamente elitista (sin tampoco tratar de entender cual era el objetivo final).

Desde el nombre mismo, de una forma musical como el Jazz, fue difícil de integrar a ese conservadurismo mercedario.
Sin embargo, por un lado la sana y convencida persistencia en los objetivos del movimiento, despejando algunas dudas cuando determinados actores políticos quisieron darle un tinte partidario y el tiempo y el andar demostró que eso nunca estuvo en la consideración del movimiento, que los objetivos eran lejanos a cualquier bandería. Por otro lado las propias autoridades comunales del momento, a las que lógicamente también costó hacer entender esa búsqueda que planteaba el movimiento, pero cuando la entendieron se sumaron y contribuyeron de forma sistemática y fundamental para que esto pudiera sostenerse en el tiempo, especialmente en momentos complicados. La propia población fue abrigando al movimiento a través de los encuentros internacionales de músicos, primero con la curiosidad de ir a ver qué tipo de música se ofrecía, y lógicamente había quienes iban con la expectativa de escuchar lo que en cualquier otro festival musical se ofrece en sus más variados género y por ahí se desalentaban y entendían que no era lo que les gustaba, otros prefirieron ir dando cabida a lo que se ofrecía sobre el escenario y fueron generando una apertura hacia una propuesta no tradicional y son de los muchos que esperan que lleguen los primeros días de enero para llevar su silla playera y sentarse a disfrutar mate mediante, de los acordes de quienes generosamente llegan desde distintos puntos del país y del mundo.
Pero aún así seguía costando mucho, salvo los medios locales, departamentales, la gran prensa, por allí alguna honrosa excepción, ignoraba esto que estaba ocurriendo en Mercedes, costó muchó llegar a esta cobertura de hoy, que todavía dista de lo que debería ser por la implicancia que el proyecto global tiene.
Y había algo más...

LA "PATA" LOCAL EN LO MUSICAL
Como decimos más arriba, la forma de ser del mercedario, en todos los ámbitos de la vida, y por su propia idiosincracia, es un obstáculo para emprender cambios, mejoras, en lo que se conoce y es perfectible o en aquello que saben pero desde las virtudes propias, sin el necesario perfeccionamiento o formación. Por lo general el mercedario es renuente a la capacitación, a la formación, por aquello de que se las sabe todas, es una forma de ser y allí radicaba una de las barreras a vencer.
También debía entenderse que no era una cosa o la otra si no que era una cosa más la otra, una potenciando a la otra como con el tiempo se fue notando.
De aquella cerrada oposición de quienes enseñan música y lo hacen desde décadas tanto en lo público como en lo privado, a esta realidad ha habido cambios muy positivos. Pero también hay que decir que las autoridades de turno, durante años, descuidaron la mayoría de los aspectos vinculados a la enseñanza musical y tomando como base el Conservatorio Musical de la Intendencia de Soriano, forjador de grandes músicos durante décadas, con docentes muy capaces, que como pasa con la función pública, si no se encuentran incentivos en la labor, la mediocridad del medio hace lo suyo, y allí faltó apoyo en diversos aspectos, llámese instrumentos, condiciones dignas para brindar clases, y todo se hacía a esfuerzos personales y así siguieron salieron algunos músicos muy bien formados, pero se sabía que potencialmente había mucho para hacer y era posible. Ese cambio de mentalidad de las últimas administraciones poniendo más énfasis en la cultura, el apoyo -sin llegar a ser todo lo que quisieran los actores directos- mejoró sustancialmente y fundamentalmente se mejoraron las condiciones para poder llevar adelante una sistema de enseñanza digna. Los chiquilines estaban, estuvieron siempre allí a la orden para aprender. La incorporación de quienes desde afuera pudieron aportar algo diferente, de los propios jóvenes que fueron egresando del Conservatorio y siendo tomados como docentes, fortaleció a todos y hoy, incluyendo la descentralización no solo a diferentes localidades del departamento si no a los propios barrios con la escuelas periféricas, ha tenido sus resultados.
Aquellos enfrentamientos, enconos muchas veces con algo de personal, fueron perdiendo fuerza y ganó espacio el espíritu de construir y hoy no solo tenemos lo que ofrece el propio Movimiento Jazz a la Calle, si no el notorio cambio, el aggionamiento del Conservatorio Municipal de Música, y todo ello tiene un directo beneficiado, y que lo disfruta cada vez que tiene ocasión, el vecino, el ciudadano. Escuchando a los chiquilines que tras las enseñanzas recibidas demuestran sus habilidades y no sólo con la música, sino que se aprecia el crecimiento integral de esos chicos que eligen como profesión estudiar música. ¡Bienvenido sea!
La interacción de los actores públicos y privados, fue el camino elegido y aunque ha venido costando mucho, hoy se aprecian sensibles avances y todavía hay mucho para crecer, y confiamos en que lo que se está pensando hacia el futuro repercutirá directamente en mejorar la calidad de quienes buscan en la música una profesión como cualquiera de las otras, pero con una formación sólida que hasta ahora no habían tenido la oportunidad. ¡Viva la música!

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