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Hace 10 años, el 29 de noviembre de 2005 el hallazgo en una chacra de Pando, del primer cuerpo de uno de nuestros desaparecidos, conmovió a nuestra sociedad.
Ahí estaba. Era la dolorosa prueba de que todo lo denunciado era verdad.
Ubagesner fue el primero. Su familia, sus compañeros de militancia, las organizaciones de Derechos Humanos, los sindicalistas, estudiantes, las personas de este país, todos sentimos hondamente esa verdad, ese dolor, y la importancia de tenerlo entre nosotros.
Su cuerpo habló, como a los 3 días, lo hizo el cuerpo de Fernando Miranda encontrado el 02.12.2005 en el Batallón N° 13 de Infantería, y años después, Julio Castro (el 21.10.2011) y Ricardo Blanco (el 15.03.2012) en el Batallón de Paracaidistas N° 14 de Toledo
Confirmó lo que sostuvimos siempre: fueron secuestrados por personal militar, torturados, asesinados y ocultados sus cuerpos, convirtiéndolos en un inmenso estigma y amenaza a la sociedad
A 10 años de los 2 primeros hallazgos la búsqueda de los desaparecidos no ha tenido resultados sustanciales. Son 4 los compañeros encontrados e identificados en territorio uruguayo. Todos hallados en predios militares o de uso militar en la época; todos enterramientos primarios (no fueron cremados y tirados al mar, como mintieron los mandos en su primer informe al presidente Vázquez).
Es cierto que no estamos igual. Los avances obtenidos han sido importantes y fruto de enorme esfuerzo y perseverancia. No sólo de los familiares.
Ejemplo de eso es la multitud que hace 10 años acompañó los restos de Ubagesner hasta el cementerio del Buceo y el velatorio de Miranda en su aula de la UdelaR. Esa presencia multitudinaria fue la clara expresión de que esto no se olvidará, que esta lucha es de todos, que estábamos conmovidos pero más fuertes; que encontrarlos es ir desarmando ese terrorismo que los ocultó y que esta búsqueda debe continuar.
El involucramiento de la sociedad ha crecido con el paso del tiempo. Lo vivimos cada 20 de mayo, donde este reclamo y conciencia, se extiende por todo el país e incluye año a año nuevas generaciones.
La lucha por el reconocimiento de lo que pasó, es una batalla ganada que se va consolidando con las muchas iniciativas locales y grupales de estos últimos años. Señalando sitios de represión, y marcando lugares de resistencia; contando lo que sucedía en las cárceles, cuarteles y comisarías diseminados por todo el país. Llevando decena de casos ante la justicia. Denunciando los centros de tortura y los esfuerzos de lucha, solidaridad y resistencia que mantuvo la vida. Transmitir esto a las nuevas generaciones, mantener una memoria viva es un compromiso permanente.
El problema hoy no es la negación de lo que el país vivió en los años del terrorismo de estado, sino las trabas y complicidades que favoreciendo el secreto y la mentira consolidan una cultura de impunidad que se fortalece con el tiempo transcurrido.
Las carencias provienen del aparato estatal – Fuerzas Armadas, Suprema Corte de Justicia, Ministerio de Defensa ejemplifican esto claramente- superarlas implican una voluntad política que sigue siendo insuficiente y que obstaculiza la construcción de una sólida democracia participativa, la única barrera para evitar que lo de ayer no se repita.
Por Memoria, Verdad y Justicia
De Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos
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