(escribe  prof. Alejandro Carreno T.) Se sabe que el Presidente chileno sufre de incontinencia verbal. Le gustan los discursos, las declaraciones y las frases hechas, normalmente las mismas de siempre, que utiliza y reutiliza según la ocasión. Es fanático, también, de la oratoria improvisada que en más de una ocasión lo ha expuesto ante la opinión pública nacional e internacional, y de las amenazas verbales que luego no son más que bravuconadas con el propósito de impresionar a la platea de turno, como cuando dijo que sí hablaría con Xi Jinping de los derechos humanos en China, pero estando allá se despachó la frasecita que China tenía “vocación de paz” motivado, tal vez, por la grandeza de la Gran Muralla. Por último, es el epónimo de los enunciados que se contradicen a sí mismos, con lo que se ha ganado el nombre de “El Voltereta”.

Por otro lado, el Presidente Boric manifiesta un “especial apego por las minorías”, que suelen sentirse halagadas y protegidas por el poderoso poder que emana de la figura presidencial en Chile. Es un apego necesario que se entiende desde la perspectiva del político que quiere aparecer cercano a la gente, sobre todo de aquellos “olvidados por la ideología dominante del opresor sistema capitalista”. Claro que a veces esta perspectiva desaparece de su espectro protector, cuando su ideología izquierdista, dura, es necesario defenderla ante sus aliados internos y externos, como es el caso de Partido Comunista: “Vamos a defender el principio de una sola China”, le dijo a Xi Jinping. Porque nada para Boric lo hará desviarse de su pensamiento revolucionario y refundador, ni aun las minorías “aplastadas” por el “capitalismo salvaje y demoledor”.

Por eso ha sorprendido su silencio respecto de los atletas cubanos que huyeron de la Villa Olímpica en busca de la libertad, el sábado pasado. A los siete primeros se le sumaron con el correr de los días, cuatro más. No es, ciertamente, una minoría sexual, racial, religiosa o de cualquier otra naturaleza que provoque la reacción inmediata de los grupos políticos radicales de extrema izquierda chilenos, esto es, frenteamplistas y comunistas. No son homosexuales, ni mapuches ni afrodescendientes. Son cubanos. Una minoría de segunda categoría. Desertora y traidora, en consecuencia, a la patria. A la madre Cuba.

Y a Cuba, la vaca sagrada, se le endiosa, se le venera, se le idolatra. Se le ama y se le respeta por sobre todas las cosas, incluso por sobre los derechos humanos. Por eso, qué importa que en Cuba no se respete el derecho a ser libre. Pero a los cubanos sí les importa, y quienes hemos estado en Cuba, lo sabemos. Así lo dijo Lázaro Tolón, uno de los tres jugadores de la selección cubana de hockey sobre césped que huyó en mayo pasado: “Es una decisión súper complicada. La principal razón por la que tomamos esta decisión es sentirnos libres”. Por su parte, una de las hockistas que huyó el sábado 4 de este mes, declaró al diario La Tercera del sábado 11 de noviembre: “Aquí tenemos bastante libertad, podemos expresar lo que sentimos”.

Y “libertad” fue también la expresión simbólica para una de las capitanas de la selección, Yunia Milanés y pareja de Lázaro Tolón. Por su parte, Lismarí González, además de declarar que ya lo “habían meditado”, se refirió a las posibilidades que existen en Chile y al hecho de que exista libertad de expresión. Es decir, todos ellos sienten la libertad como la raíz que justifica la existencia del Ser Humano y su desarrollo como persona. Pero para el Presidente Boric esto no es relevante, y su incontinencia verbal cayó en un sospechoso, conveniente y pusilánime silencio. Porque referirse a la fuga de estos atletas, es apuntar a Cuba.

Todos los caminos conducen a Cuba y su dictadura. Y él tiene sobre su cabeza la espada de Damocles con la hoz y el martillo, y a la comunista Camila Vallejo, el más siniestro de los ministros, en su gabinete. Pero quien sí se refirió a estos atletas, fue la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá. Una declaración abominable, una infamia: “Perfectamente pueden estar en Chile haciendo turismo”, cuando ya se sabía que habían contactado un estudio jurídico para que los asesorase. Cómo referirse a Tohá, otro personaje siniestro del ministerio de Boric, y su infame declaración. De tres modos, a mi juicio: Cinismo exacerbado, Sarcasmo descomunal e Imbecilidad incomparable.

Sí, cuando se trata de Cuba, en La Moneda se obnubila el sentido de lo humano, se amordaza el pensamiento y afloran el silencio cobarde y las declaraciones sandias.

Porque las vacas sagradas como Cuba están por sobre los derechos humanos.