(escribe  prof. Alejandro Carreño T.) Pocos gobiernos han caído tan estruendosamente desde su asunción como el gobierno de Gabriel Boric. La generación que llegó al poder para cambiar la manera corrupta de hacer política en Chile, en palabras de Giorgio Jackson, el amigo íntimo del Presidente Boric y ministro de Desarrollo Social y Familia, la generación de la “moral superior”, de pronto se despojó de sus “principios valóricos refundadores de la política”, y se apoderó de la máquina del Estado, como se apodera el ternero de la teta de la vaca, para estrujarla sin pudores ni contemplaciones. Del mismo modo que el mago saca conejos de su sombrero encantado, esta generación de “moral superior” convirtió las arcas del Estado en su propio sombrero.

Las instituciones estatales se infectaron de mentiras y corrupción. Y la palabra “sobornos” leída al revés y al derecho se convirtió en el símbolo del Chile actual. Los ministerios desnudaron sus oficinas administradas por mediocres y embusteros: “apitutados”, amigos o familiares incompetentes de tal o cual ministro o del propio Boric. Los escándalos de corrupción se multiplicaron exponencialmente. Al del ministerio de Salud, ya hace algún tiempo, se sumaron los recientes escándalos del ministerio de Educación, de las Culturas, de Desarrollo Social y Familia, de Vivienda y Urbanismo y de los incontables gobiernos regionales a lo largo del país, de norte a sur.

 Pero esta generación de “moral superior” no solo ultrajó la moral del país, sino que lo convirtió en un país fantasioso, donde todo puede ocurrir, donde las explicaciones más vergonzosas, imaginarias, surrealistas, idiotas, son dadas por las autoridades para explicar lo inexplicable, como el robo de 23 computadores y una caja de seguridad conteniendo pruebas de convenios espurios con fundaciones denunciadas por corrupción, desde el quinto piso del ministerio que dirige Giorgio Jackson, el amigo personal de Boric. Un montaje tan estúpido que indignó al país. O la reciente declaración del que ingresó al ministerio de las Culturas, diciendo que lo había enviado Lucifer.

Pues bien, en medio de toda esta vorágine putrefacta en que Chile, el otrora alumno aplicado del barrio, esta izquierda enferma de poder, de engaños y de mentiras, ha convertido no solo en el alumno más porro, sino también en el más podrido, la sociedad, impotente, toma palco y observa la destrucción social, cultural, moral y económica del país, aunque tímidamente comienzan a florecer manifestaciones cada vez más decididas en contra del gobierno de Boric y lo que él representa. Así mismo, desde el propio oficialismo se han levantado diferentes voces condenando el interminable espectáculo de una corrupción desatada e incontrolable.

“Este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno”, declaró el expresidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade. Millones de chilenos, cerca del 66% según las dos últimas elecciones, la de septiembre del año pasado y mayo de este año, concuerdan con la primera parte de la sentencia de Andrade: “este es un gobierno de mierda”.  Respecto de la segunda parte, ni en sueños es el gobierno de esos millones de chilenos. Pero Andrade no está solo en su evaluación del gobierno de Boric. Su colega y senador socialista, Juan Luis Castro, no solo declaró que hacía suyo el “criterio” de Andrade, sino que, además, declaró que le daba “vergüenza apoyar al gobierno”.

Estos dos personajes, figuras relevantes del mundo socialista, son portavoces de miles de boricistas y frenteamplistas, que no se atreven a declarar públicamente la decepción que el peor gobierno de la historia de Chile les provoca. Pero no es todo, otro senador socialista, Fidel Espinoza, amenazado por denunciar constantemente la corrupción del gobierno, dijo: “son una red de sinvergüenzas que ya perdieron el pudor”. Y acusó al amigo de Boric y ministro de Desarrollo Social y Familia de ser “el líder de la banda”.

Sin embargo, el Partido Socialista continúa apoyando un gobierno arrogante, mediocre, corrupto y de mierda, según palabras de estos insignes miembros del PS.

¿Será que al PS le gusta vivir en la mierda?